FIESTA DEL SEÑOR DE LUREN
Las festividades y procesiones en honor al Señor de Luren constituyen la segunda multitudinaria manifestación religiosa más grande del Perú. En Ica, como en Lima, el mes de octubre es mes de devoción y fervor para los pobladores que profesan la religión católica. El lunes después del tercer domingo de octubre, desde las siete de la noche, cuando el calor del desierto empieza a aplacarse, se inicia la multitudinaria procesión.
Miles de fieles, venidos desde todas partes, acompañan a la imagen que recorre, durante más de dieciocho horas, las calles de la ciudad. Los iqueños le construyen arcos y alfombras de flores y cantan alegres a su paso. Hay emoción pero, sobre todo, humildad y fe. Para el historiador Arturo Jiménez Borja, esta es una procesión recogida, respetuosa, iluminada por infinitos cirios que portan las manos de sus devotos seguidores.
A lo largo de tres siglos la Reina y Señora de Ica ha obrado maravillosas curaciones, tanto en el cuerpo como sobre todo en el alma de aquellos que con fe viva a Ella acuden. Gran propagador de su devoción fue el Siervo de Dios Fray José Ramón Rojas de Jesús María (1775-1839), más conocido como el Padre Guatemala, quien desde 1835 hasta su muerte fue asiduo peregrino a Yauca, cubriendo la distancia a pie dos o tres veces por semana.
El imponente Santuario que hoy cobija a Nuestra Señora de Yauca se debe al esfuerzo y piedad de Mons. Francisco Rubén Berroa y Bernedo, primer obispo de Ica, y al entusiasmo y la generosidad de miles de devotos que contribuyeron con las limosnas necesarias para su edificación. Iniciados los trabajos en diciembre de 1947, se terminó de construir en febrero de 1951. En su interior se guarda también una réplica de la imagen conocida como la peoncita, pues es la encargada de recoger las ofrendas de los fieles.
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